Dicen que el café debe tomarse solo para apreciar mejor todas sus cualidades. Hablamos de los aromas, el cuerpo, la crema, la persistencia y el sabor. Sin embargo, los cambios forman parte de nuestra forma de ser. Cada día nos vestimos con ropa diferente, o nos levantamos con un humor distinto. Así que, ¿por qué nuestro café tiene que ser siempre el mismo, con idéntico sabor?

Para remediarlo, existen muchas y variadas formas de aromatizar nuestro café. Vamos a hacer un repaso a algunas de ellas.

Frutas y café, la combinación saludable

El sabor del café y la fruta forman partes de universos bien diferentes y no siempre resultan fáciles de combinar. Encontrar las armonías adecuadas requiere práctica y paciencia.

Las frutas que mejor acompañan el café son aquellas que no son demasiado húmedas ni muy ácidas, como la manzana, el plátano, el higo, la piña o la pera. También son compatibles las ciruelas, moras y cítricos. En cambio, otras como los frutos rojos o el kiwi no resultan muy compatibles debido a su acidez.

Las combinaciones también van a variar según el tipo de café que queramos utilizar. Por ejemplo, los cafés fuertes van mejor con frutas como los higos, peras, ciruelas, moras o naranjas. Los cafés ligeros con manzana, plátanos, pomelo, mango, fresa, uva, coco y cereza.

Chocolate y café, la combinación placentera

El café y el chocolate nacieron para estar juntos. Y es que armonizan de forma casi perfecta. Si lo piensas, incluso se cultivan en zonas cercanas.

Prueba a agregar chocolate líquido al fondo de una taza de capuccino o un espresso. Otra opción es rallar una tableta sobre un café americano. Se derretirá produciendo una sensación muy agradable. Y para los más atrevidos, morder una tableta de chocolate amargo al tiempo que se toma un buen café es simplemente delicioso.

Alcohol y café, la combinación interesante

Se podría decir que el café y el alcohol son dos elixires que tienen una afinidad muy interesante. ¿Las razones? Las propiedades estimulantes de la cafeína compensan los efectos depresivos del alcohol.

Ya en 1795 los suecos mezclaban el vodka con el café, y desde entonces las combinaciones que se han elaborado con estas dos bebidas son muchas: con ron, con brandy, con licor de almendras… Uno de los mejores es el café irlandés, elaborado con whisky desde la década de los 40.

Otras combinaciones originales

Además de todo lo anterior, existen otras combinaciones que probablemente no hayas probado nunca. Una de las mezclas más deliciosas la conseguiremos añadiendo una bola de helado. El sabor amargo del café se volverá mucho más dulce. Es el conocido como Frappuccino.

¿Alguna vez has probado a echar sal en lugar de sacarina o azúcar? Al igual que ocurre con la sandía o el melón, añadir un poco de sal al café engañará a tu mente, haciéndote pensar que estás bebiendo algo dulce.

Por último, si lo tuyo es experimentar con sabores más exóticos y lejanos, prueba alguno de estos dos: aceite de coco, para darle un toque tropical a tu café, o huevo crudo, típico en los desayunos de algunas zonas escandinavas.

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