Cuando el cansancio se apodera de nosotros tras unas horas trabajando intensamente o cuando estamos en unas jornadas, escuchando conferencias y ponencias, y vemos que nuestra atención decae, es que ha llegado el momento de la pausa café o coffee break. Necesitamos parar un momento y dar descanso a nuestras neuronas, porque si no comenzaremos a desconectar o a ser menos productivos y el trabajo no saldrá igual.

Pero además, ese momento es el mejor para socializar, entablar relaciones con nuestros compañeros de trabajo o incluso con el jefe, o para conocer a otras personas que nos puedan ayudar con nuestros proyectos.

Los beneficios de la pausa café para la empresa vienen avalados por un estudio del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) que señala que el coffee break puede incrementar el rendimiento laboral un 8%, ya que el descanso y la relación con los compañeros genera motivación y aumenta la socialización, produciendo confianza y mayor productividad.

Pero esa pausa café no se traduce en llevarse el café a la mesa del despacho. Lo más conveniente, según el estudio es que dure unos quince minutos, que está considerado como el tiempo prudencial para despejarse, intercambiar opiniones y conocer otros puntos de vista. Y debe realizarse en una habitación específica, con máquina de café, habilitada como comedor o sala, para que la interacción con los compañeros sea más natural y más efectiva.

A esa mayor productividad que se deriva de la interacción con los compañeros se une los beneficios de tomar café, que es que ayuda a mejorar la capacidad de atención y reacción, con lo cual no es de extrañar que cada vez más las máquinas de café, automáticas o cafeteras, llenen las empresas.

Pero cuándo nos levantamos de la mesa para un coffee break, ¿lo hacemos por descansar o por interactuar? Pues depende. En la decisión influye el momento del día y el tipo de consumidor de café que seamos, según se recoge en un estudio de la Universidad de Edimburgo.

Según el estudio hay tres tipos de consumidores: el comprador, los ‘take-a-breakers’ (los que se toman un respiro) y los socializadores. Los dos últimos son más propensos a la interacción, buscan el contacto con los demás y crean una rutina agradable. Los compradores son partidarios de una experiencia tranquila y cómoda.

Aunque el estudio de la Universidad de Edimburgo está más enfocado a las cafeterías que al vending, lo cierto es que sus resultados se pueden aplicar. Por ejemplo, a los tres grupos les gusta estar en un ambiente cuidado, agradable y que sean espacios cómodos. Algo a tener en cuenta tanto para una cafetería como en los córner coffee de una oficina.

Otro dato que sirve igualmente para ambos espacios y que además contesta a la pregunta que nos hacíamos. El 58% de los consumidores utilizan el espacio y la pausa café para interactuar con la gente, mientras que solo uno de cada cinco lo hace para desconectar y relajarse. Así que somos más de aprovechar el coffee break para socializar, para crear relaciones nuevas y estrechar las que ya existen. Y sobre todo aprovechamos la pausa café para saborear un buen café y recargar las energías para seguir trabajando.

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